sábado, 23 de julio de 2011

En este blog se escribió más acerca de los muertos que de otra cosa: los ídolos de otras generaciones se van yendo de a uno. Y además Amy, que no me llevaba ni diez años.

"Esta muerte atrasa 45 años en la historia del pop", leí por ahí. Yo coincido: salvando las distancias entre la influencia de la generación del '60 en la historia de la música, la muerte de Amy, su vida, y su arte, tienen la impronta de aquellas épocas.

Y si bien no quiero comparar a una Janis Joplin con esta inglesita mimada por la industria y carne de tabloide, siento la pérdida de Amy de la misma manera que se debe haber sentido alguna pérdida de aquellos legendarios. Con un nudo en el estómago cada vez que escucho esa hermosísima voz, con mucha angustia y dolor sabiendo que horas y horas de inédito deleite musical se fueron con ella.

Chau Amy. Desistí de escribirte algo lindo. Solo quiero que acá se te recuerde. Siempre estuve enamorado de vos.

viernes, 3 de junio de 2011

Y si Buenos Aires me parece la mejor puta ciudad del mundo, no es porque sea el aventurero transatlántico, sino porque todavía con la almohada vas a discutir política, y después vas y ves al Obelisco ahí a tres cuadras mientras recordás "yo acá venía" y toda esa infancia porteñísimamente vagabunda y te cruzás holandos vestidos de incas; y después de ahí te metés un poco al arrabal y te das cuenta de la lija que tenés vas te metés en la fonda donde los dedos están aceitosos y el perfume es el del carbón; y salivás un poco cuando ves ese vaso con el fondo violeta y no aguantás, pedís un tintillo mientras te clavás una hamburguesa, con mucho chimi como nos gusta y leés Clarín porque qué vas a leer; y relojeás Justo a Tiempo porque qué vas a ver, además Delfina es un minón. "Provecho" y salís al airecito, que el vino de la casa es el de la mano más pesada y menos mal que hay monedas, así te hacés un viajecito de 40 y sin parar de escuchar las canciones te mandás a ese barrio ignoto de la ciudad, desde donde pensás "Buenos Aires es la mejor puta ciudad del mundo" y seguís, todo el día toda la noche.


miércoles, 26 de enero de 2011

Schizo Rock

existe un tipo, casi un personaje, en el barrio. este tipo tiene un par de características, como por ejemplo: siempre lo vas a ver fumando; tiene cara de loco; es un poco loco, o un poco ido; y le gusta el rock.
Pachi, tal su nombre, jamás hubiera advertido mi existencia -y eso que hace casi 20 años nos cruzamos- si no fuera por mi remera amarilla de Jimi Hendrix. esa que se encuentra desaparecida en estos momentos, esa que pasó por las manitas de Arnedo. desde que me vió con esa remera, esa vez que me cruzó y me dijo "¡eeh! ¡Jimi Hendrix!" y balbuceó si me gustaba y etcétera, siempre me pregunta cosas de música. es más, una vuelta yo volvía como a las ocho de la mañana, arruinado, con el sol matándome, y me cruzo con él, que fumaba y estaba sentado, como siempre. y me pregunta, y le contesto que estuve escuchando de los redondos, no se que más.

así que el tipo generó una especie de afecto hacia mí.

no le gusta Pink Floyd porque lo bajonea.

las malas lenguas cuentan que él era músico, que vendió todo, que tuvo problemas con la merluza.

el otro domingo, después de varios amagues de crossovers guitarreros, pintó. bajé mi criolla, el su acústica, y nos sentamos a una sombra, a las dos de la tarde, mientras mi vieja hacía el almuerzo. más que nada sonaron temas de Pappo, él tocó uno de Jimi (medio que tocaba apurado, o le pifiaba, pero no tocaba mal). zapamos unos rocanroles, así bien áspero y bastante mal coordinados, pero él estaba re entusiasmado y no le importaba, y a mi tampoco.
me contó que su banda se llamaba HRD, y hacían rocanrol cuadrado. no hay dudas: Pachi parecía no tener otra necesidad que la de hacer la música que le gustaba. esa que dice Slide Blues, blues de tres tonos nada más.

jueves, 18 de noviembre de 2010

Acerca del nuevo disco de Go-Neko

Acaba de terminar "No tengo otra alternativa" (que contiene diversos fragmentos de discursos del gigantesco Salvador Allende: "No tengo otra alternativa. Sólo acribillándome a balazos podrán impedir la voluntad que es hacer cumplir el programa del pueblo"), tercer track de Los malos de verdad, el nuevo disco de Go-Neko!, la mejor banda, a mi entender y conocer, de la Argentina.

En este nuevo LP, segundo en su haber, amplían el horizonte instrumental que empezaron en Una especie de mutnte, editado en 2008 por el sello Laptra Records. Ahora se pueden escuchar armónicas, theremins y otras delicadezas que enriquecen muchísimo la paleta sonora de la banda.
Otro hermoso detallito son las grabaciones: discursos del ya citado Allende, de Fidel Castro..
Más allá de lo instrumental, la cuestión estructural es la misma: jugar con los climas, de la mano de la batería (su ejecutor, Tom, es una bestia desaforada) y subir y bajar como si de una montaña rusa se tratara.

Varios temas habían anticipado en vivo. De los que yo por ahora puedo recordar, Ask Matusa what to do! y 14 de Junio ya me habían volado la cabeza aquella noche en sitio Plasma, quizá Esto es guerra lo habían adelantado en el Zaguán. Y seguramente otros más tocaron, por supuesto.

Señores, Go-Neko!, con su space/kraut rock de autor, con una personalidad única, con una actitud escénica estática pero de sonido demoledor, son lo mejor de estas pampas, sin dudas. Uno no tiene dudas de afirmar algo así cuando se siente cada nota, cada tono, bien en el alma.



viernes, 29 de octubre de 2010

Un viejo paranoico me avisó, durante el censo, sobre lo de Néstor. Sentí un vacío monumental, la ausencia de todo, por alrededor de 5 segundos.
Lo que duró del censo, al tener un barrio clase media, no tuve muchas otras expresiones (más allá de la solemnidad de aquél que tenía un hijo nacido el 17 de octubre) que me recuerden el hecho. Capté un pedazo del discurso de Chávez y no mucho más. Indiferencia o algún comentario suelto, como si se hubiera muerto el presidente de Sudán. Así que no sentí el hecho en sí.

Llegado a casa a las diez de la noche sin más alimento en el día que una frutigrán, no me quedaron fuerzas como para ir a la Plaza a acompañar en el momento. Lo vi por la tele. Y ahí empezó el nudo, en la garganta, en el pecho y en el cerebro.

Al día siguiente salí a las 16 de casa, tomé el bondi, bajé al subte. El nudo no se desataba más. También leí diarios y escuché las conversaciones de alguna gente. Pero el nudo, el nudo.

Pasó la noche y también el día de hoy. Solamente después de ver una repetición a las seis, siete de la tarde, de Cristina abrazando el cajón de su marido luego de que un chacarero de verdad le dijera las cosas como son, me quebré. Y después varias veces más. Y así el nudo se desató, ahí pude hablar, y ahí caí en la cuenta de que nos quedamos definitivamente y pese a todo, sin Nestor Kirchner.


jueves, 9 de septiembre de 2010

Oda a tu Rodete

es una cosa que me encanta.
sencillamente encantador ver cómo hacés
mechas y mechas
y las asegurás, como corresponde para hacer las cosas bien,
con un broche o algo así.
con esos deditos que a tientas comprueban
si está todo bien, si quedó como
corresponde
entre tanto pelo, entre esa
sábana
capilar.

lo que más gracia me da
(pero no de risa: gracia de
agraciada)
es que no dura ni cinco minutos
porque tus deditos otra vez buscan
desarmar esa obra de arte
(efímera)
esta vez decididos
porque siempre destruir es más fácil
pero dentro de quince
vas a volver a repetir la búsqueda temerosa
la recolección
recopilación
de todo ese pelo
petrolífero, pesado,
y vuelve a nacer tu rodete.

lunes, 9 de agosto de 2010

Quiero que llegue ya. Y volver al mismo tiempo, si eso fuera posible. Ya sé que no lo es.
Volver a experimentar ese aire fresco y húmedo, con la brisa delicada, y el tierno abrasamiento del sol.
Andar con las alpargatas blancas, ennegrecidas por las veredas porteñas.
Pelar la remera vieja de Jimi Hendrix, esa que pasó por las manos de Arnedo, la retorció, la transpiró y le pasó su magia. Qué importa que ya de amarilla no tenga nada, si total..
Agarrar la bici y perderme una tarde soleada y aburrida en las calles de Mataderos o Villa Luro, buscando la casa del Paraíso.
Ir, como antes, por los caminos de ladrillito del Parque. O con la pelota toda pinchada, desinflada. Que la inflen los del 182, si no son tan ortibas.
Y al lado del viejo natatorio tomar agua de la canilla esa que, tiempo después, le hizo caber la muerte por leptospirosis a una piba. Se sacó la lotería, pero la que nadie quiere. Yo zafé.
Vaciar una tras otra las cocas de vidrio, con Dennis en la placita. O con Claudio y Martín a la noche.
Sólo ver la placita, en esa época, era la gloria misma. Los veinte metros que me separan eran un descampado.
Quiero la libertad y la anarquía, refrescadas con bombuchas de colores.
Quiero que vuelva el verano, y con él... los buenos tiempos.