jueves, 22 de octubre de 2009

Brainstormingggg

Hoy me voy a largar a algo inusual en este blog, y es no tener una idea para escribir y no desarrollar nada lineal, sino que voy a ir tirando cosas que tengo ganas de decir.

-Vamos a arrancar con lo urgente:

Los cinco mejores temas de Led Zeppelin:

1· No quarter
2· The Rain Song
3· Ten years gone
4· Nobody's fault but mine
5· The Lemon Song

(Nótese que los tres primeros son temas más bien experimentales y los últimos dos son de la faceta rockerísima. También téngase en cuenta de que me apiadé y no puse más de Houses of the Holy)

- Hoy vi la nueva temporada de Doctor House. El primer capítulo que son dos. La verdá me enfermó completamente la serie, sepan que es una OBRA DE ARTE. De pe a pa, inclusive la banda de sonido, todo es impecable.

- Hablando de series, la única que sigo aparte de House es Tratame bien, de producción nacional (carajo). Ahora entiendo cuando todos los que empiezan a estudiar actuación de la tele comentan en la mesa de Mirt*a "Si, empecé a estudiar actuación con Julio Chávez..". Es un actorazo, un neurótico impresionaante y cuando se pone en buen tipo es fantástico. La otra no desentona. Sin embargo, vayan sabiendo que el mejor personaje y no por actuacion (aunque tampoco está mal interpretado), es el del gordo Casero. Es genial el papel que hace. (este tema TELE va a ameritar otro post aparte).

Bah, me olvidé de todo lo que iba a poner. Igual estoy muy contento de volver a escribir acá, che. No sean boludos, no se corten tanto. No les cuesta nada actualizar más seguido.

domingo, 11 de octubre de 2009

Cadena Nacional

Eran las ¿diez? ¿once? y yo hacía cinco horas que estaba ahí, sentado al cordón de Rivadavia esperando y esperando. El viento traía varias coplas pero a mí me preocupaba el frío: mi despiste sumó otro capítulo más y me hizo llevar solo una remera. Igual, aguanté.

De repente, el presentador (¡qué orador!) anunció a un tipo anónimo, con la presencia estelar en los teclados de Juan Subirá. Entonces fuimos, nos levantamos y fuimos. Estabamos muy cerca, pero las piernas pesaban igual. Fuimos y nos sumergimos de nuevo en esa masa que disparaba negritas todo el tiempo en clave murga; entre colores y banderas, mucha barba y anteojo. Se callaron y los primeros acordes que el teclado de la estrella del mini-show disparó fueron los de Al olor del hogar, pequeña canción de cuna bersuitera.

Deberían haber estado ahí. Fue como una comunión, ¿vieron? Esa clase de cosas que se da cuando la gente está alegre, contenta, en sintonía. La canción se deslizaba y no terminaba, afortunadamente. Y lo más lindo de eso era el decorado, repleto de banderas de militantes, la génesis de toda la liturgia que hoy vemos en La Renga, veíamos en los Redondos. Ahí, entre la música y la gente, soplaba el viento, pero ya no tenía frío. A esa altura estaba abrazado, arropado entre los miles que fuimos; por otra causa, pero bueno, qué va. Y las banderas saludaban al viento, todas en la misma dirección, alegres y libres. Parecía que avanzabamos. "Es el progreso", pensé, parafraseando a Mafalda. Quizá no me haya equivocado tanto.