martes, 18 de agosto de 2009

Con la música a todas partes

Uno de los regalos que recibí por mi cumpleaños fue un mp3, cortesía de mi viejita, que recibí con sorpresa, porque no me lo esperaba.

Mi historia con los mp3 es difícil. En realidad, en materia de tecnología tengo un costado muy conservador, me cuesta mucho aceptar los avances. Y ni hablar de las últimas novedades, como esos celulares con hervidor de salchichas incluído; me vuelvo un cavernícola. A esta altura, un mp3 es casi prehistórico -esa es una de las causas por la que detesto el mercado de la tecnología-, así que ya no le tengo tanto rencor a este aparatito. Sin embargo, cuando era novedad, siempre reaccioné para mal, conjeturando que para escuchar música tiene que haber un lugar fijo, es decir, un espacio donde uno pueda desconectarse de todo para entrar de lleno en la música, sin tener que pensar en qué parada bajar, o las pilas, o tal cosa o tal otra. Un lugar especial, tenía que ser casi un ritual: el de poner el cd, o el vinilo -reliquias- recostarse o sentarse cómodo, y escuchar, nada más.

Y después, ya pasado el tema y viendo (y aprendiendo) que pueden haber cosas mucho peores, me agarraron ganas, o una curiosidad. Estar en una sala de esperas escuchando a una vieja estúpida hablar mal de los bolivianos ya no me parecía un buen plan cuando podría estar escuchando a SRV o Cure for pain de Morphine mientras esperaba mi número. Entonces ya empecé a fantasear con la idea. Incluso para dormirme siempre me pareció mejor con música, obviamente acorde al momento.

Ahora, con chiche nuevo, ya puedo escuchar lo que quiero cuando quiero. Así fue que en su primer viaje -a Drago- me pasó todo, de punta a punta y fue lo que el viaje duró, La era de la boludez de Divididos, un discazo que hacía bastante no escuchaba.
Así que en su primera carga, le metí temas para toda ocasión: desde Magazine; Mind Games, de lo mejor de Lennon; uno de Pavement; y también música para dormirme -o bien para día de resaca- de la mano de los Baseball Furries, unos muchachos que hacen rock espacial muy bueno, se los recomiendo.

En fin, ya le iré metiendo más cosas a este nuevo artilugio musical, que promete ser buen acompañante en cada bondi o viaje largo que haga.
'Ta luego.

1 comentario:

jero dijo...

Milton con tanta inspiracion podrias hacer un libro para suicidas con un poco de romantisismo, no digo que los textos sean malos, todo lo contrario estan muy buenos. segui a este ritmo un abrazo