martes, 17 de marzo de 2009

Galanazo

Una mañana ya estaba llegando tarde para donde tenía que ir. Tomé el 55 acá en la esquina de casa -despues de perderme dos seguidos- y despues de algunas varias cuadras, me pude sentar.
A la altura de Caballito, el colectivo paró, y la puerta del medio quedó a la altura de una florería. Yo estaba detrás de esa puerta, es decir, la tenía adelante por dos asientos.
En eso, un hombre sube, con un aspecto "desaliñado", porque no se podía decir que estaba zaparrastroso. E intenta empezar a hablar. Ahí es cuando el chofer (con la típica actitud gélida de los choferes) le pide que se baje.
-Bajate.
-Dale loco, sólo quier decir algo.
-No flaco, disculpá, bajate.
-Pero es una cosa nomás!
-Dale, bajate.
A partir de ahí, el hombre empezó a gritar cosas como "me discriminan por tener sida", y casi al borde del llanto, trataba de explicar que sólo quería unas monedas para sus hijos, que no tenían qué comer. Así estuvo medio minuto hasta que tuvo que bajarse, entre "discriminan", sida", "garca", "así estamos", etc.
Cuando se bajó, casi se golpea contra el kiosco de flores (ya saben, esos que parecen de diarios pero venden flores). El berrinche había quedado en el bondi. Caminó para la vereda, relojea y, así nomás, se afanó cuatro o cinco rosas rojas, con sus respectivos helechitos.

No habrá llegado con monedas, pero la mujer, contenta igual..

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