En alguna esquina del Universo hay un árbol infinito. Es un árbol particular, porque sus frutos son Soles.
Esos Soles son semillas, germinan, maduran, están a punto y se pudren en un día, todo durante su eterna caída.
Y nosotros, seres miserables en el Universo, somos sus testigos. Veedores del nacimiento y putrefacción de una fruta diferente cada día.
miércoles, 15 de abril de 2009
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