viernes, 4 de septiembre de 2009

Carta urgente y despiadada

Ahora tengo escalofríos.

Entre ese cielo blanco y ese infierno negro estas solo vos; esa piel brillante, suave (la imagino así) con la que voy a otro mundo de sólo pensarla. De solo verla.

Esa imagen no sos vos; no necesitas de una sensualidad tan extrema. Pero alguien quiso que sí, que no alcance con tu humor y tu sonrisa: tenía que ser completo. Que hasta el más frío e insensato se de cuenta hasta dónde pudiste llegar. ¿Hasta dónde podés hacer llegar a alguien?

Otra vez la veo, y ya se destruye todo, como -imagen trillada- un castillo de naipes. Porque ese segundo captado; esa mirada de la máquina y de nadie más no es sensual: es la sensualidad.
Y esa mujer no es una mujer. Es la mujer. Mi mujer, vos. Verás, no necesité compartir días y noches (y más días y más noches) para que te sienta mi mujer, más allá de mis lamentaciones y de toda la pena y la bronca y demás. Quizá yo no sea tu hombre. Si quien escribe esto ahora, bajo tu influencia y memorizando las palabras bajo la lluvia no es quien vos buscás pensás querés sentís soñás, no lo es. Eso no cambió durante años -a pesar de otras, y otros; y las lamentaciones-, no tiene motivos para cambiar.

Pero si vos decís que sí, puedo asegurar ante cualquier intruso que haya leído esto que esa imagen va a ser lo último que yo vea en este mundo. Hasta que vos me lleves a otro.

2 comentarios:

jero dijo...

muy bueno, me gusta que imformes con neutralidad total

jero dijo...

ese comentario tendria q estar en el post nuevo el que puse aca no me lo posteo.
Con tanta inspiracion depresiva, podrias hacer un libro para suicidas, no digo q no me gusta el texto eh, al contrario esta muy bueno chete felicito tenes un 10 un abrazo milton